Templo de San Francisco Acatepec. |
Me llamo Julio César Velasco, he vivido desde el principio hasta ahora disfrutando cada momento, descubriendo a cada paso aquellas cosas que me gustan, que me apasionan y que me llenan de vitalidad; y son tantas que me parece complicado hacer una selección de las más significativas, pero al tener que elegir aquellas que me identifican como el individuo que represento, elijo las siguientes: En las artes plásticas, especialmente en la pintura, encontré la forma de expresarme al mundo, de mostrar mi sensibilidad para compartirla con los que me rodean, pues en dicha actividad encuentro una particular tranquilidad espiritual que se transmite. Además de dedicar gran parte de mi tiempo a la pintura, también invierto mucho tiempo al ejercicio, pues considero importante mantener sano al cuerpo y a la mente, disfruto realizar ejercicio al aire libre, ya sea corriendo o en bicicleta me recuerdo tomando camino para explorar nuevas rutas, nuevos lugares, nuevas personas; me provoca una indiscutible brisa de curiosidad conocer la historia de esos lugares que son hermosos en su cultura, en sus tradiciones, en su gente y en su arquitectura, cualquier momento es bueno para escapar del bullicio de la ciudad y de retroceder a lo básico de la existencia de las grandes urbes. Siempre me ha gustado coleccionar artículos, por ejemplo llaveros o artesanías que me recuerden cada lugar que he visitado, o cualquier objeto que me traiga a la mente un momento memorable. Actualmente y por mi indudable gusto por la lectura, tengo un genuino interés por coleccionar la sabiduría que se contiene en los libros, sueño con poseer una biblioteca personal basta, que me permita seguir aprendiendo en todo momento; por el momento cuento con varios títulos, en su mayoría de arte y arquitectura. Por último tengo que hacer mención de mi más grande pasión, la arquitectura, desde pequeño pasaba el tiempo construyendo ciudades con bloques de madera, las cuales destruía y construía una y otra vez, hasta lograr las ciudades más monumentales que podía imaginar; y pasado el tiempo aquí estoy preparándome para ello, para lograr edificar ciudades no solo monumentales, sino funcionales, con sentido humano, llenas de historia, de color, de vida, ciudades que evoquen emociones, en las que no cueste trabajo vivir y que te inviten a conocerlas porque son verdes, porque tienen sentido y porque son sostenibles, quiero crear espacios donde todos tengan un lugar, espacios de comunidades fuertes donde todos se identifiquen, de bienestar común. Esos son, por mencionar algunos, mis gustos, mis pasiones y mis deseos; no obstante cada cosa llegará a su propio tiempo, por el momento me encuentro disfrutando una vida plena y trabajando para lograr lo que algún día soñé.
Lo que pienso sobre lo que sé de la arquitectura mexicana, es que tengo mucho conocimiento sobre muchas cosas, gracias a mi padres, los lugares donde he vivido y que he visitado, pero se lo más genérico de ciertos temas, estoy consiente de que me falta todo un mundo complejo y fascinante de la arquitectura mexicana por conocer.
Me encantó
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